BUTRAGUEÑO 1980-1995
Emilio Butragueño Santos
Lugar de nacimiento: Madrid
Posición: Delantero
Partidos: 463
Goles: 217
Internacional con España: 69
PALMARÉS:
6 Ligas
2 Copas de España
3 Supercopas de España
2 Copas de la UEFA
Emilio Butragueño nace en Madrid
en el verano de 1963 y parte de la infancia la pasa cursando sus estudios en el
Colegio San Antón, lugar en el que haría sus primeros pinitos como futbolista, más tarde, cuando sus padres trasladan el negocio
familiar, ingresa en el Colegio Calasancio donde paradójicamente y a pesar de
su estatura opta por jugar al baloncesto y se convierte en el base del equipo y
así pasa tres años (desde los diez hasta los trece) en los que apenas juega al
fútbol. Será José Antonio Sacristán,
supervisor deportivo del colegio, quien le rescata para el fútbol, e ingresa en
el equipo infantil como centrocampista.
En julio de 1980 con los
juveniles del Calasancio se proclama campeón del Torneo AS. Los ocho goles que marca en uno de los
partidos hacen que los ojeadores presentes en el Torneo se fijen en él. El
técnico del juvenil del At.Madrid y los técnicos Ufarte y Rodri le prueban y le
abren las puertas del club colchonero. La hacen una oferta tentadora, pero en
el corazón del delantero y en el de su padre,
solo late la ilusión de vestir la camiseta del club del cual ambos son
socios, el Real Madrid.
Tras no haber pasado con
anterioridad una prueba hecha en el Madrid, Juan Gea es alertado de la oferta
hecha por el “eterno rival”, y se dispone a hacer otra prueba al joven jugador
y en esta ocasión el informe de los técnicos blancos es favorable. Tres dáis después de realizar la prueba, en
concreto el 15 de agosto de 1980, Butragueño ficha por el Real Madrid
Aficionado y juega su primer partido con los blancos, donde realiza, según
muchos, “el mejor partido de su vida”. Fue un encuentro memorable, y a pesar de
no marcar ningún gol, provocó exclamaciones de asombro y admiración de todos
los presentes, incluido las de un espectador de lujo, Luis Molowny. Ese día,
sin duda, “el buitre” comenzaba el despegue.
La temporada siguiente lo hace
jugando en el filial blanco, el Castilla, a las ordenes de Amancio, donde se
proclama campeón de la Segunda División en la temporada 83/84, hecho no
repetido por ningún equipo filial, y su nombre empieza a ser portada de
periódicos por el juego que despliega con el filial blanco, que incluso tiene
que jugar algunos de sus partidos en el mismísimo Santiago Bernabéu por la
masiva afluencia de aficionados que se dan cita para ver al Castilla cautivados
por el juego desplegado por “el Buitre” y sus compañeros.
Y el día grande tenía que llegar,
y llegó el 5 de febrero de 1984 en Cadiz. El técnico Alfredo Di Stéfano se le
lleva con el primer equipo, y aunque empieza en el banquillo, Butragueño
revolucionó el partido. Cuando salta al terreno de juego en la segunda parte el
Madrid pierde por 2-0, y Butragueño no defraudó, marco dos goles y dio el pase
del tercero. Ahora sí, comenzaba la leyenda.
Pero el gran espaldarazo, esta
vez a nivel continental, se produce el 12 de diciembre de 1984. El Madrid se
enfrentaba en octavos de final de la UEFA al Anderlecht en el Beranbéu, el Madrid había perdido por
3-0 en la ida. Butragueño marcaba tres de los seis goles con los que el Real
Madrid de forma épica remontaba la eliminatoria. Hoy en día, casi treinta años
después, siguen frescas en la retina de los aficionados madridistas las
imágenes de aquel colosal partido.
Butragueño dio nombre a “la
Quinta del Buitre”, una irrepetible generación de futbolistas (Michel, Martín
Vázquez, Sanchis y Pardeza) que junto a él procedían del Castilla y dominaron
el fútbol español durante buena parte de los años 80 y 90.
En la selección española también
fue referente llegando a disputar 69 encuentros, marcando, sin ser nunca el
delantero centro del equipo nacional, 26 goles. Uno de sus hitos con España fue
la noche de Querétaro en el Mundial de Méjico 86, donde marco 4 de los 5 goles
frente a Dinamarca. Tras el partido los aficionados españoles salieron
espontáneamente a las calles, dándose cita la mayoría de ellos en la madrileña
Plaza de la Cibeles, que desde entonces se ha convertido en el lugar de
celebración de la hinchada madridista.
Butragueño se despidió del Real
Madrid el 15 de junio de 1995, en su partido homenaje frente a la Roma, que
termino con 4-0 a favor del equipo blanco, con un Estadio Bernabéu a reventar
por un público entregado a un jugador que durante 13 años defendió con caballerosidad
y honestidad la camiseta del Real Madrid.
Y aquí se ha de concluir, porque
de lo contrario escribir sobre la vida de Butragueño seria llenar páginas y
páginas de éxitos, logros, títulos y cifras. Con lo cual se puede decir que ese 15 de junio
de 1995 se marchaba un ídolo, un genio, un jugador que elevó el fútbol a la
categoría de arte cuando el fútbol se movía en aspectos más toscos, como el del
“fútbol total” o el del “poderío físico”. Pero tuvo que ser él, con su débil
aspecto, el que derribara esas modas sin
una mala patada ni una fea entrada ni un mal gesto, fue a base de regates inverosímiles, amagos
increíbles y goles de ensueño. Con todo ello la fuerza bruta caía derribada y
el fútbol cobró otra dimensión.
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