BENITO 1969-1982
Gregorio Benito Rubio
Lugar de nacimiento: Puente del Arzobispo (Toledo)
Posición: Defensa central
Partidos jugados: 420
Goles: 3
Internacional con España: 22 veces
PALMARÉS:
6 Ligas
5 Copas de España
“Goyo” Benito fue sin duda el
mayor exponente de lo que se dio por llamar “la furia española”, sus cualidades
atléticas le proyectaron hasta convertirse en uno de los mejores defensas
centrales de la época. Nunca eludió la batalla cuerpo a cuerpo con los rivales,
y épicos fueron algunos de sus duelos
con los delanteros centros de la época, algunos de ellos muy aguerridos.
Aunque su primer contrato profesional
lo firmó en agosto de 1969, Benito entro a formar parte de la disciplina blanca
en el equipo juvenil allá por 1962 cuando contaba con 16 años. Posteriormente
pasó a formar parte del equipo amateur
con el que se proclamó campeón de España aficionados. Antes de ver hecho realidad su sueño de jugar
en el primer equipo del Madrid, Benito tuvo que pasar la reválida de la cesión.
En la temporada 1966-67 jugó
decido en el Rayo Vallecano, temporada en la que el equipo vallecano asciende a
primera división tras acabar invicto la Liga. Tras la exitosa campaña, tanto
del Rayo como de Benito, el defensa toledano volvió jugó cedido durante la siguiente temporada.
Pero a comienzos del año 1968 y
cuando las actuaciones del defensa comenzaban a destacar en la primera
división, la fortuna no estuvo del lado del jugador que tuvo que abandonar el
equipo franjirrojo para cumplir con el
Servicio Militar nada menos que en Sidi
Ifni (África).
Una vez cumplido el Servicio
Militar, Miguel Muñoz dio el visto bueno para que de manera definitiva forme
parte del que a la postre fue el equipo de su vida. Debutó en octubre de 1969 en San Sebastián
frente a la Real Sociedad.
Durante sus 13 años en el club
ganó 11 títulos (6 Ligas y 5 Copas) y disputó dos finales europeas, la final de
la Recopa ante el Chelsea en 1971 y la de Copa de Europa en 1981 ante el
Liverpool, perdiendo ambas. La última aparición de “Goyo” Benito se produjo
frente al eterno rival, el Atlético de Madrid, en las semifinales de la Copa de
España 81-82, que más tarde acabaría ganando el equipo blanco, poniendo así el broche de oro a toda
una carrera que tuvo como filosofía el darlo todo por el club en cada partido.
Tal entrega y pundonor le hicieron merecedor de “la Laureada”, insignia de oro
y brillantes con el escudo del club rodeado de laureles. Este pedacito de
madridismo es un galardón que se aleja de títulos ganados, goles anotados o
buenos números conseguidos, es algo más, es el premio a la dedicación, entrega
y sentimiento hasta llevar el madridismo a límites insospechados, tanto es así
que son solo Benito y Pirri los dos únicos jugadores del club distinguidos con
dicha insignia en toda su historia.
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